tan cosmopolita como mi resignación
se desnuda,
mis manos flojas
dejan caer un silencio
que alivia el aire.
Soy tan solo yo,
despojada de privilegios
la que camina,
la que avanza
abrazada a una ceguera
que lastima la oscuridad
sólo buscándote.
No estoy cansada
y jamás hago trampas
cuando muero en una estrella.
No voy a darme el permiso
de cerrar este libro
hasta que no lea su final.
domingo, 12 de abril de 2009
Despojada de privilegios
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